El próximo día 2 de enero de 2011 entrará en vigor la ampliación de la Ley de medidas sanitarias frente al tabaquismo, de finales de 2005. Era algo esperado por la mayoría de la población no fumadora, siendo ésta más del 70% del total. Con ello, España se adelanta un año en la adaptación de su regulación a las directrices de la UE, desde donde se propone que en 2012 todos los países integrantes de la Unión prohíban fumar en bares y otros establecimientos de hostelería. El tema no es baladí, pues son casi 650.000 los europeos que mueren cada año por enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco.
Tras cinco años de funcionamiento de la Ley, según su primera redacción, se ha podido constatar que durante el primer año los infartos de miocardio en hospitalizados se redujeron una media del 10%; a los dos años de vigencia, más de un millón de personas dejaron de fumar, el aire contaminado por el humo del tabaco bajó un 30% y los niveles de nicotina en ambiente se redujeron un 83% en los centros de trabajo.
No se trata de una situación pionera en el mundo en la que esté por comprobarse cómo va a reaccionar la gente. Concretamente, en la UE ya hay trece países en donde se aplica la prohibición de fumar en bares y similares. El año pasado tuve la ocasión de visitar las capitales de Francia e Inglaterra, en cuyos países llevan ya tiempo con la aplicación de esta norma, y pude constatar la normalidad con la que funcionaba todo. En los bares y restaurantes, ocupados por clientes tomando sus consumiciones, había un ambiente limpio y se veía con naturalidad que quien quisiera fumar saliera fuera, tal como ya ocurre en nuestros centros de trabajo.
En nuestro país estamos muy acostumbrados a que se fume en los locales, donde más repercusión tiene la ampliación de la ley. Los representantes del sector han sido los más beligerantes contra dicha norma, aduciendo básicamente posibles pérdidas de negocio. También se quejaban de la inversión efectuada para separar las zonas de fumadores, si bien esa ha sido una realidad en menos del 3% de todos los locales mayores de 100 metros cuadrados existentes en España. Es de suponer que en cinco años ya hayan amortizado su inversión con la atención facilitada a sus clientes.
Se deben de tener en cuenta otras consideraciones: los clientes habituales continuarán frecuentando este tipo de establecimientos, pues sin bares en los que se pueda fumar, no habrá competencia. Familias con niños pequeños, que antes no iban por el ambiente enrarecido, ya no tendrán inconveniente. Por tanto, una vez superado el momento inicial de cierta desorientación, tendrán aún más clientela.
El negocio de la hostelería no es lo realmente importante de esta Ley, sino la salud, respecto a la cual todo el mundo conviene en que no tiene precio. Los datos que se manejan indican que el tabaco es el responsable del 95% de los cánceres de pulmón, del 90% de los casos de bronquitis, del 30% de las cardiopatías coronarias y de otros tipos de cáncer asociados a las zonas corporales por donde circula el humo del cigarro. Si, a sabiendas de esto, hay quien prefiere seguir fumando, podrá afectarse a sí mismo cuanto quiera, pero la ampliación de la Ley hará que, por lo menos, disminuya su influencia en las personas de su entorno.
Publicado en:
http://www.dclm.es/news/120/ARTICLE/85179/2010-12-26.html
Lanza de Ciudad Real en su edición en papel, en Opinión, pág. 23.