Estos días se cumplen nueve años
de la publicación de unas caricaturas del profeta Mahoma, aparecidas en la
prensa de algunos países europeos, con origen en el periódico danés Jyllands
Posten, que provocaron una reacción inusitada entre los musulmanes por todo el
mundo. Hace unos días, nos hemos estremecido por la brutal represalia tomada
por yihadistas contra personas vinculadas al semanario satírico “Charlie Hebdo”
en su sede parisina. Al parecer, esa terrible agresión, que ha ocasionado 17
muertos, ha sido debida a la publicación de unas caricaturas del profeta en
dicho semanario.
La prensa europea aboga por la
libertad de expresión y los musulmanes se sienten insultados en lo más profundo
de sus sentimientos religiosos. Debemos de tener en cuenta que nuestra libertad
termina donde empieza la del otro. Ninguna ley condenaría a quien, con motivo
de una reunión social, llamase fea a una señora, pero todos entenderíamos de
mal gusto semejante aserto, y lo entenderíamos así por motivos culturales.
Asimismo, ninguna ley europea condena las caricaturas religiosas en la prensa,
pero eso no significa que no afecte a otras culturas o religiones. Es evidente
que nada justifica el asesinato. El Papa Francisco ha manifestado que matar en
nombre de Dios es una aberración.
Los imanes de numerosas mezquitas
se han apresurado a condenar el atentado como tal, aunque es natural que les
disgusten esas caricaturas. Quizá algún lector considere que los musulmanes
exageran al tomarse tan mal este asunto, pero yo le llamaría a la siguiente
reflexión: ¿cómo vería que alguien caricaturizase a la patrona de su pueblo?
¿Qué le parecería si alguien insultase la bandera de su país, o la de su
terruño, o la de su club deportivo? Estamos hablando de sentimientos y estos
están muy dentro de cada uno. Me pregunto qué ha ganado la prensa de algunos
países europeos con caricaturizar a Mahoma, ¿se sienten ahora más libres?
Cualquier europeo está en pro de
la libertad de expresión, faltaría más, y del resto de las libertades
individuales también. Lo que ha parecido destapar el atentado de París ha sido la
proliferación en suelo europeo de células yihadistas dispuestas a perpetrar
atentados terroristas, pero no ya por cuestiones de caricaturas solamente, sino
por una estrategia con origen en Al Qaeda y que ahora continúa el llamado
Estado Islámico. Todo ello basado en la Yihad o Guerra Santa, rememorando campañas
medievales propias de los libros de historia. No confundamos el enfado de los
musulmanes por las caricaturas con esta otra faceta.
Los gobiernos europeos se han
puesto manos a la obra. Esperemos que las leyes que se están preparando, a
golpe de titular, sean bien usadas para atajar esta nueva forma de
desestabilización y que no sean utilizadas para recortar libertades
individuales que tanto ha costado conseguir, porque en este caso los yihadistas
ya habrían ganado su primera batalla. En cuanto a las relaciones con otras
culturas, la Europa
de hoy es un conglomerado de gentes de diversa procedencia, y sería bueno el
fomento de las relaciones interculturales en el marco de las libertades que nos
son propias. Por ahí, y no en la quema de templos, puede estar la solución.
Publicado en:
www.dclm.es/shh.php?id=1961
www.clm24.es/opinion/casimiro-pastor/caricaturas-y-religiones/20150118113551070251.html
www.objetivocastillalamancha.es/content/nacional/opinion/caricaturas-y-religiones
Lanza de Ciudad Real, edición en papel, página 38 de opinión, 19-01-2015.
www.dclm.es/shh.php?id=1961
www.clm24.es/opinion/casimiro-pastor/caricaturas-y-religiones/20150118113551070251.html
www.objetivocastillalamancha.es/content/nacional/opinion/caricaturas-y-religiones
Lanza de Ciudad Real, edición en papel, página 38 de opinión, 19-01-2015.
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