El 11 de marzo se consolida como fecha de desgracias, esta vez por causas naturales, tras el terremoto sufrido en Japón. Ningún país está tan preparado como aquella nación para aguantar terremotos, que sufre casi a diario y en varias ocasiones, pero la magnitud de 9 sobre 10 en la escala de Richter como el acaecido recientemente, hace que haya sido el más grave de los últimos 140 años. Si ya el propio seísmo había ocasionado sus daños, lo más grave ha sido la gigantesca ola o tsunami provocada porque el epicentro estaba localizado en el mar, cercano a la costa nordeste, y que ha engullido millares de casas. Esta ola, viajando a una velocidad aproximada de 500 km por hora, no dio tiempo a evacuar a las poblaciones próximas, aunque sí a las más alejadas.
Aún se tardará en evaluar el alcance de la tragedia, pues el número de muertos y desaparecidos se va incrementando según pasan las horas, cifrándose en más de 10.000 mientras escribo esta crónica. Un factor añadido está siendo el alcance de los daños sufridos y ocasionados por la central nuclear de Fukushima, una de las 52 existentes en Japón, que atienden las necesidades eléctricas de una población próxima a los 127 millones de habitantes, distribuidos en una superficie insular que no alcanza los 400.000 kilómetros cuadrados.
Las explosiones habidas en la central de Fukushima, así como el temor a una fusión del núcleo del reactor, han acabado por hacer que las autoridades reconozcan la gravedad del problema y decreten la evacuación de la población a un radio de 30 km, además de emitir una declaración de zona de exclusión aérea. También admiten haber centenares de personas en tratamiento hospitalario por contaminación nuclear. Debido a que los vientos reinantes están trasladando la nube tóxica hacia Tokio, recomiendan además no salir de casa, y toda una serie de medidas sanitarias para evitar la contaminación radiactiva. Algunas noticias pronostican que en quince días la nube tóxica podría llegar a Suecia.
Lo que se conoce de esta situación más lo que se teme, y que todavía las autoridades niponas no han comunicado, ha ocasionado una reacción inmediata de los países que disponen de centrales nucleares (CC.NN.) para la producción de energía eléctrica, en diferentes sentidos. La más determinante ha sido la de la canciller alemana, Angela Merkel, quien ha decretado una moratoria de tres meses, mientras estudian con más detenimiento la seguridad en algunas de sus CC.NN. de las que habían prolongado su vida útil recientemente, incluso con paradas inmediatas de parte de ellas.
Se da la circunstancias de que la central de Fukushima es de la misma generación que la la de Cofrentes en Valencia y la de Santa María de Garoña en Burgos (cuyo cierre debía haber tenido lugar el año pasado). Naturalmente, las autoridades españolas de distintos ámbitos, desde el autonómico al nacional, están emitiendo comunicados tranquilizadores a la población española. En este sentido, la viñeta del comunicador gráfico El Roto, publicada por un periódico de ámbito nacional, presenta un dibujo con un escape de una central nuclear, mientras escribe: “tranquilos, la radiactividad no es radiactiva”.
Esta convulsión ha pillado a las fuerzas políticas españolas más representativas en plena negociación “de tapadillo” sobre si acabar con la moratoria nuclear antes o después de las elecciones generales. Rajoy ha sido el primero en hacer declaraciones, contestadas de inmediato por Marcelino Iglesias de no ser este el momento más adecuado para hacer reflexiones moderadas sobre esta materia. Cospedal se ha manifestado en el sentido de atenerse a lo que digan los técnicos sobre la seguridad de las centrales presentes y “futuras”, mientras las sustraía del debate político. Quizá no se acordaba en ese momento de que a día de hoy hay moratoria legal y la decisión sobre si mantenerla o no, es política. Dejemos a los técnicos en su ámbito y sigan los políticos en el suyo.
¿Hay alguna duda sobre la seguridad de la central de Fukushima a día 10 de marzo, emitida por los técnicos? ¿Alguien piensa que los japoneses no habían tenido en cuenta la sismicidad del lugar de construcción de esa central? ¿Hay alguna duda sobre el informe técnico de seguridad a día 25 de abril de 1986 en la central de Chernóbil? ¿Hay alguna duda sobre la seguridad de cualquier central nuclear que esté ahora mismo funcionando en el mundo? Todo gobernante que tenga en su territorio centrales de este tipo juraría sobre la Biblia la seguridad de dichas centrales. Ya sabemos que son seguras… hasta que se produce un accidente. También los aviones son el transporte más seguro del mundo, pero se caen. La diferencia es que “sólo” se matan los que van en él o si hay personas en el lugar del impacto, no salpica. Las CC.NN. tienen tres problemas básicos: sus elevados costes de financiación, pues se tarda 10 años en construir una; la seguridad, pues en caso de accidente grave puede contaminar de radiactividad amplias zonas, con letales consecuencias para la población, la flora y la fauna, y los residuos, cuya radiactividad se mantiene durante siglos y son carísimos de almacenar.
Lo siento por aquellas personas interesadas en la producción de energía eléctrica mediante nucleares por motivos mercantilistas, aunque estén igualmente expuestas a los riesgos, porque lo de Japón va a suponer un antes y un después para este tipo de centrales a escala planetaria.
Publicado en:
http://www.dclm.es/news/120/ARTICLE/92429/2011-03-15.html
http://www.dclm.es/news/120/ARTICLE/92429/2011-03-15.html
Lanza de Ciudad Real, edición en papel, páginas de opinión, 17-03-2011
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