martes, 1 de julio de 2014

Subcampeones en pobreza infantil


Por las redes sociales se extendió una petición para que los futbolistas de La Roja renunciasen, en caso de ganar el mundial de Brasil, a parte de sus abultadas primas a favor de comedores escolares de verano. No obstante, como no superaron la fase de clasificación, no sabemos si habrían llegado a colaborar. España ocupa hoy el segundo puesto en la lista de países con mayor pobreza infantil: Rumanía, España, Bulgaria, Grecia e Italia. En lo que sí somos campeones es en la tasa de abandono escolar prematuro, duplicando la media. Ambos datos están extraídos de un informe de Cáritas Europa, ONG vinculada a la Iglesia Católica. 

Se sabe que los gobernantes de algunas CC.AA., tales como Castilla-La Mancha, Galicia, Madrid…, han preferido no promover los comedores escolares para niños pobres durante el estío, por temor a hacer visible la situación. Pero el problema sigue ahí. Es evidente que la política del avestruz no soluciona nada. Esos niños, que durante el curso pueden hacer al menos una comida al día en condiciones adecuadas, al llegar el verano y no poder asistir al comedor escolar, corren un alto riesgo de pasar hambre. Ante esto, como ante todo problema, existen dos tipos de solución: los preventivos y los paliativos. Los primeros tratan de evitar que los problemas se produzcan, lo que a medio y largo plazo siempre resulta más eficaz. En cambio, los paliativos se aplican cuando el problema ya se ha manifestado y lo único que se puede hacer entonces es minimizar los efectos.

Según el informe anual de UNICEF, en España hay más de 2,3 millones de niños viviendo por debajo del umbral de la pobreza, casi uno de cada tres. Ese informe destaca que el esfuerzo que España dedica a ayudar a las familias con hijos es el menor de toda la UE, un 0,5% del PIB frente al 1,4% de la media. Con estos mimbres no es difícil inferir porqué España tiene una de las tasas de natalidad más bajas del mundo. Las dificultades para encontrar trabajo, que sufren amplios estratos de la población, son mayores para las mujeres en edad fértil o con hijos a cargo. Son conocidos numerosos casos en los que han sido rechazadas en el último paso del proceso de contratación, la entrevista personal, por esta circunstancia.

Según FEDAIA, “invertir en infancia no es sólo una cuestión ética, es también rentable”. Así lo explican numerosos estudios efectuados por organizaciones de diversa procedencia. Los problemas que arrastrará una persona que haya sido pobre durante la infancia supondrán al Estado un coste muy superior al que hubiera correspondido de haberse evitado esta circunstancia; costes a los se habrán de añadir los derivados de su desaprovechamiento como trabajador cualificado y los de las carencias en los demás ámbitos de su vida social y familiar. Por tanto, aunque sólo sea por cuestiones económicas, quienes tengan la capacidad de tomar decisiones pónganse las gafas de ver lejos y actúen en consecuencia para solucionar esta increíble lacra en los tiempos que corren.



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