Si estuviera Zapatero en La Moncloa con deflación, endeudando a
España en 400 millones al día, con casi 6 millones de parados, con el FMI
diciendo que ni en cinco años se arregla esto, pero que se siga subiendo el IVA
y que se ahonde más en las reformas laborales, y además el partido en el
gobierno con una, cada vez menos presunta, “Caja B”, no quiero ni imaginar lo
que estarían soltando por su boca las cabezas pensantes del PP, todo
debidamente amplificado por el TDT Party y los demás medios afines.
La situación por la que atraviesa
España, ya hace tiempo que dejó de ser coyuntural para convertirse en estructural.
Es patente el desencanto de amplias capas de la población a las que, desde las
estructuras de gobierno, se las somete a todo tipo de flagelo en forma de subida
de impuestos, bajada de salarios, merma de libertades, despidos, desahucios…, mientras ven cómo determinados privilegiados se lo llevan crudo, sin que las
acciones de la Justicia
se perciban como proporcionales a los presuntos delitos cometidos.
No parece salvarse de la quema ni
la Casa Real ,
en donde la infanta Cristina, vía conyugal, se ha visto imputada por el juez
Castro en el caso Nóos. El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) revela
como las principales preocupaciones de los españoles el paro y la corrupción.
En esta situación, no es difícil que el pueblo confunda los asuntos del
gobierno con los del Estado, y cuando el pasado día 2 de junio el Rey anunció
su abdicación en el príncipe de Asturias, mucha gente, que hasta ahora
no se había planteado abiertamente si prefería monarquía o república, salió a
las plazas céntricas de numerosas ciudades, con la Puerta del Sol de Madrid
como paradigma, pidiendo un referéndum o directamente la república.
Conviene recordar aquí que la Constitución , que
mayoritariamente nos dimos los españoles en 1978, tiene previsto desde la
cuestión sucesoria de la Corona
hasta su propia reforma. Otra cosa es que, debido a las tensiones territoriales
y otras cuestiones de convivencia, la Constitución se nos haya quedado como un antiguo
traje o vestido de comunión. No es cuestión ya de hacer añadidos y ensanchar
costuras. Quizá haya llegado el momento de sentarnos a negociar una nueva
Constitución. Pero, ¿dónde están los políticos capaces de llegar a aquellos
consensos de los años 70 del siglo pasado?
Está claro que en este momento lo
más urgente es que funcione la rueda de transmisión en la cuestión sucesoria,
porque es una función de Estado, y don Felipe pase a ser Felipe VI, para
seguidamente plantearnos qué hacer con la Constitución. No
se trata ya del referéndum sobre qué forma de Estado queremos, si monarquía o
república, se trata de algo mucho más amplio y profundo. Eso sí, necesitamos
políticos con altura de miras, con capacidad de consenso (palabra que casi ha
caído en desuso) y que estén por la labor de aportar. El pueblo español está
deseando eso, ahí está el ejemplo de Podemos, el partido sorpresa en las
recientes elecciones al parlamento europeo. Ojo con las descalificaciones
gratuitas de algunos contra ellos, que no se equivoquen. De hecho, los
estrategas de las grandes formaciones los están tomando muy en serio.
Publicado en:
http://www.lanzadigital.com/opinion/y_ahora_que_hacemos-64820.html
http://www.dclm.es/noticia.php?id=24936
http://www.clm24.es/opinion/casimiro-pastor/y-ahora-hacemos/20140607102434048157.html
Lanza, edición en papel, página 23 de opinión. 09-06-2014.
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http://www.lanzadigital.com/opinion/y_ahora_que_hacemos-64820.html
http://www.dclm.es/noticia.php?id=24936
http://www.clm24.es/opinion/casimiro-pastor/y-ahora-hacemos/20140607102434048157.html
Lanza, edición en papel, página 23 de opinión. 09-06-2014.
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