sábado, 13 de noviembre de 2010

Saharauis, ¿el pueblo olvidado?

El pueblo español no es indiferente a lo que está sucediendo en el Sahara (ahí están algunas manifestaciones), en donde las fuerzas marroquíes están ejerciendo una represión brutal contra los saharauis de origen. El asunto comenzó con el asentamiento de miles de civiles en un campamento en las cercanías de El Aaiún. La procedencia de esas personas puede ser mayoritariamente de los campamentos situados en las cercanías de la ciudad argelina de Tinduf, próxima a la frontera con el Sahara, donde llevan treinta y cinco años asentados aquellos saharauis que huyeron tras la toma de su territorio por Marruecos, una vez dejado por España.

Con una población actual estimada en torno a las 155.000 personas en los campamentos de refugiados de Tinduf, van siendo cada vez menos los que recuerdan directamente su procedencia, por ley de vida. Viven gracias a la ayuda internacional, soportando las inclemencias del desierto que los rodea; ayuda a la que no es ajena la Diputación de Ciudad Real, con su presidente Nemesio de Lara a la cabeza. Cada año, son varios los estudiantes de último año de Magisterio en Ciudad Real quienes deciden hacer las prácticas en aquellos campamentos y regresan con lo puesto, pues luego de ser tan bien acogidos por aquellas personas que comparten con ellos hasta lo que no tienen, deciden dejarles gustosamente todas sus pertenencias. También cada año son acogidos por familias manchegas numerosos niños y niñas saharauis con quienes pasan unas siempre gratas vacaciones.

En el momento de escribir estas líneas ignoro de dónde salió la idea de establecerse en el campamento de El Aaiún, si ha procedido de Argelia o han sido los dirigentes de la llamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD) u otra procedencia, quizá con el objetivo de presionar a ver si de una vez se celebra el referéndum de autodeterminación que la ONU resolvió debía de haber tenido lugar en 1992. Lo cierto es que han provocado las iras del gobierno marroquí y, tras unos días de cierta permisividad, han atacado por tierra y aire a esos hombres, mujeres y niños con dureza, destruyendo el campamento. Fuentes oficiales hablan de dos policías muertos mientras que los saharauis cifran en decenas sus muertos y en millares los heridos y los detenidos por las fuerzas marroquíes. Estas cifras son difíciles de confirmar, pues el apagón informativo impuesto por Marruecos impide que trascienda información fidedigna alguna. De hecho un grupo de tres periodistas de la SER, encabezados por la prestigiosa Àngels Barceló, ha sido recientemente expulsado tras ser tratados sin mucho miramiento por la policía de El Aaiún. En el avión con el que iban a volar hacia Las Palmas, viajaba un nutrido grupo de periodistas españoles a los que no les permitieron ni bajarse y hubieron de volverse sin poder hacer su trabajo.

De momento, poco se conoce sobre trabajo diplomático que España está desplegando con el vecino del Sur, pues son muchos los intereses que parecen haber para que las relaciones entre ambos países se mantengan estables. Pero, a lo mejor ha llegado el momento de replantearse por completo las relaciones con Marruecos, no sólo desde España sino en el conjunto de la Unión Europea. No podemos caer en la hipocresía de las buenas relaciones comerciales, policiales y de otros ámbitos y dejarnos por el camino los más elementales derechos.

Publicado en:

http://www.dclm.es/news/120/ARTICLE/81102/2010-11-14.html

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