viernes, 23 de febrero de 2018

Profesores armados



A consecuencia de la reciente matanza ocurrida en Parkland, Florida, que se saldó con 17 muertos y numerosos heridos, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, propone como una de las soluciones que los profesores lleven pistola. Quizá haya quien piense que sería mejor tratar de evitar que los alumnos puedan portar un rifle de asalto con facilidad, en vez de que los profesores se vean en la tesitura de ir armados.

La Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos protege el derecho del pueblo a poseer y portar armas. Así ni el gobierno federal ni los gobiernos estatales o locales pueden restringir el derecho a portar armas. No obstante, debido a los tiroteos provocados por personas con capacidades mentales disminuidas, el presidente Obama promulgó un decreto para evitar que estas personas pudieran tener acceso a las armas. Decreto que derogó el actual presidente, al poco de acceder al cargo, con el beneplácito de la potente Asociación Nacional del Rifle, que habría apoyado su campaña electoral.

Muy enferma tiene que estar una sociedad desarrollada cuando hasta su presidente pide que los profesores lleven pistola. ¿No se le han ocurrido otras soluciones más plausibles? Quien esto escribe tiene un gran respeto al profesorado y siempre lo ha visto con ojos de niño, por eso le cuesta imaginar a esos seres especiales con un arma; aunque vivir en España no es hacerlo en los Estados Unidos, y a lo mejor allí estas cosas las ven de otra manera.

En nuestro país vemos a los EE.UU. con cercanía a través de sus películas, que reflejan con bastante fidelidad la violencia en los centros educativos. Alguna de esas situaciones se ha llegado a producir también en España. ¿Nos lleva esto a deducir que en el futuro puedan reproducirse aquí sucesos luctuosos como los acontecidos allí? Pensamos que no, pues nuestras leyes no facilitan la compra de armas de fuego. Pero el acoso escolar y otros tipos de violencia parecen estar calando y normalizándose entre los más jóvenes, y hay que estar ojo avizor.


Publicado en:
http://imasinformacion.es/not/22137/profesores-armados/
http://www.lanzadigital.com/opinion/profesores-armados/
http://dclm.es/noticias/68562/profesores-armados-/-casimiro-pastor
https://www.clm24.es/opinion/casimiro-pastor/profesores-armados/20180224090320194032.html

martes, 13 de febrero de 2018

«Portavozas»

El reciente empleo del término «portavozas», por parte de una diputada para referirse a determinadas portavoces de grupos políticos en el Congreso, ha vuelto a poner de relieve la necesidad de una actualización del lenguaje, que suponga una visualización real de la mujer en sus diferentes ocupaciones.

Ya en el año 2008, la ministra de Igualdad del gobierno de Zapatero habló de «miembras» para referirse a las mujeres que eran miembros de una comisión del Congreso, en un alarde por nombrar de manera específica a todos los presentes. El lenguaje forma parte de lo que hay que arreglar de cara a una igualdad efectiva, y hay que hacerlo de manera transversal en todos los ámbitos sociales, políticos y de gobernabilidad. Pero no conviene caer en excesos lingüísticos que nos lleven a coger el rábano por las hojas y a perder la esencia por el camino.

En realidad, lo que subyace en el uso de esas palabras inventadas es la intención de que la mujer sea visualizada en el conjunto de la sociedad en igualdad al hombre, como la mitad de la misma que es, y el lenguaje juega un papel fundamental como elemento de igualdad o de discriminación. Fijémonos en un par de muestras, pues un coñazo es, según nuestro diccionario, «persona, cosa o actividad que se caracteriza por su inutilidad o machaconería y resulta pesada o molesta», o también, «fastidiar o molestar mucho». En tanto que algo cojonudo significa «que es extraordinariamente bueno». Tómense la molestia de comprobarlo.

Si, según el mismo diccionario, el lenguaje es la «capacidad propia del ser humano para expresar pensamientos y sentimientos por medio de la palabra», estamos ante la razón por la que desde la política quieren cambiar determinadas expresiones, en un intento (quizá baldío) de mejorar desde el origen el tratamiento de lo femenino en el conjunto de la sociedad.

En conclusión, la política trata de influir en la lingüística para que las palabras y sus acciones vayan de la mano en favor de conseguir una sociedad más justa, más equitativa y más equilibrada, pues, como declara el Papa Francisco para un ámbito más amplio, «si queremos resolver verdaderamente los problemas, habrá que atajar la raíz de todos los males, que es la desigualdad».

Publicado en:
http://www.lanzadigital.com/opinion/portavozas/
http://www.dclm.es/noticias/68156/portavozas-/-casimiro-pastor
https://www.clm24.es/opinion/casimiro-pastor/portavozas/20180215082725192835.html
http://imasinformacion.es/not/22093/-portavozas-/