jueves, 2 de octubre de 2014

Queridos catalanes


El haber compartido con vosotros más de once años de mi vida hace que me sienta legitimado para escribir esto. Estoy preocupado por todo lo que estoy leyendo y oyendo en estos últimos tiempos sobre la “deriva nacionalista”, según un punto de vista, o sobre el “derecho a decidir”, según el de otros. Yo sé, todos sabemos, que una cosa son los pueblos y otra sus gobernantes. No sería justo pensar que el pueblo español en su conjunto es como los gobernantes que tenemos, ni lo sería tampoco pensar que el pueblo catalán sois como esos seres que os gobiernan, por muy democráticamente que los hayamos elegido. Aunque se tienda a pensar eso.

A quienes en mi entorno les oigo hablar mal de vosotros, es más bien por motivos presuntamente separatistas e incluso por envidia cochina. Pero todos coinciden en reconoceros como un pueblo trabajador, ahorrativo, organizado. No voy a retroceder al siglo no sé cuántos, como a algunos les da ahora por hacer, para definiros. El carácter que lleváis en el ADN es amable, reservado, respetuoso, luchador, familiar, amigo de vuestros amigos. Cuesta hacer un amigo catalán, pero cuesta porque una vez que dais vuestra amistad no la rompe ni una bomba. Y todo eso es bueno. Entonces, ¿qué está pasando?

A mi modo de ver, varias cosas. Por una parte, no estáis teniendo suerte con los gobernantes. Estos actúan como quienes no saben hacer las cosas bien: buscarse un enemigo “exterior”. Es más fácil decir “España nos roba” que gobernar adecuadamente. Pero es que además ya se ha destapado el caso de la familia Pujol, con todos los “presuntos” que haya que poner delante. No hacía falta buscarse un enemigo exterior, lo teníais dentro. Luego está la cuestión de vuestra identidad. Creo que os están convenciendo de que no tenéis reconocida vuestra singularidad, cuando el grado de autonomía del que disfrutáis es mayor que el del Rosellón en Francia, por ejemplo. Y, por último, el gobierno central no parece estar por la labor de suavizar, sino más bien al contrario. Incluso en la Física, en la tercera ley del movimiento de Newton, se postula que a cada acción corresponde una reacción igual y contraria. Muchos concluyen en que la mayor fábrica de nacionalistas es el gobierno de Rajoy.

La Constitución, ese marco de convivencia que nos dimos todos los españoles en 1978, no debe ser usada para darnos con ella en la cabeza. Las leyes las hacemos las personas para las personas y son para cumplirlas. Ahora bien, son modificables también por las personas. De lo que se trata ahora es de convivir en paz, en armonía y de solucionar los problemas, no de crearlos. Bastante tenemos todos con tratar de solucionar la crisis que nos han creado, como para andar encima dándonos palos con las leyes. En las matemáticas de la unidad, uno más uno no son dos, sino más de dos. Somos mucho más juntos que cada uno por separado. Espero que el señor Mas no actúe como el flautista de Hamelin con vosotros y que el señor Rajoy no se duerma en la inacción. Que ambos se sienten y resuelvan, que para eso fueron elegidos. 

Publicado en: 
http://www.dclm.es/shh.php?id=1766
http://www.clm24.es/opinion/casimiro-pastor/queridos-catalanes/20141003094324059546.html
Lanza de Ciudad Real, edición en papel, página 26. 03-10-2014
http://www.lanzadigital.com/news/show/opinion/queridos-catalanes/69836