El término «nueva normalidad» se ha
estampado en nuestra sociedad como un mantra. Precisamente, un contrasentido;
porque la normalidad es algo que ya viene sucediendo y, si es nueva, no puede
ser normal hasta que con el trascurso del tiempo se haga así. Es cierto que
entendemos lo que quiere decir, y no es otra cosa que el hecho de que se hayan
acabado los tiempos en los que vivíamos de aquella manera, que ya nada será
igual, o al menos no lo será tal como transcurría nuestro día a día, y por
bastante tiempo. Y nos tendremos que acostumbrar a otras formas de vivir, no
nos quedará más remedio.
A veces necesitamos un cachete para
darnos cuenta de lo que tenemos delante de las narices. Resulta que teníamos a
nuestro alcance una fabulosa tecnología de la que no sacábamos toda su
potencialidad. Así, seguíamos estampando nuestra firma en el papel, nos
desplazábamos para reunirnos y teníamos que tocarlo todo. Viajes en coche, en
avión o en cualquier medio de locomoción, y ahora nos hemos dado cuenta de que
muchos de esos viajes no eran tan necesarios. Podemos utilizar la firma
electrónica, podemos telerreunirnos, incluso se pueden reparar equipos a
distancia, y así tantas y tantas cosas.
Esta nueva situación nos ha hecho agudizar
el ingenio, y han surgido nuevas iniciativas empresariales para dar soluciones
a las nuevas necesidades. No solo a las necesidades médicas, que ya están
desarrollando científicos en todo el mundo, sino soluciones tecnológicas para
la vida después de la lenta desescalada que se avecina. Porque las personas que
tengan la posibilidad de continuar trabajando, ojalá sean muchas, lo deberán
hacer con nuevas medidas de protección, con una ampliación de su esfera o
espacio vital. La hostelería se tendrá que reinventar, en ello está, para el
aislamiento y protección de espacios en el interior, la superhigiene en la
cocina, recuperar la confianza del cliente…, el mundo del espectáculo, las
discotecas y tantos lugares de ocio y disfrute. Además, está el pequeño
comercio, los autónomos, las PYMES, las grandes empresas, la sociedad entera.
La salida a esta situación es una tarea de
dimensiones colosales, que no puede ser abordada más que desde unas
instituciones fuertes en lo político y en lo económico: unas dimensiones que
trascienden las fronteras nacionales y que han de ser soportadas y apoyadas por
la Unión (unión, sí) Europea. Es evidente la importancia que tiene la iniciativa
privada, pero en catástrofes todo el mundo echa mano al Estado. Ahora es cuando
toma realidad, cuando vemos clara, la necesidad de pagar impuestos. Ahora es
cuando nos damos cuenta de lo que querían decir aquellos partidos que ya
avisaban en campaña de que pretendían bajar los impuestos. Pongámonos a
imaginar el significado de bajar impuestos. Ahora lo entendemos en toda su
plenitud.
Por tanto, no queda otra que unirse en lo
político para afrontar la tarea de reconstruir la sociedad, atender los tiempos
actuales y prevenir los futuros. Actuar de otra manera sería quedarse anclado
en siglos pasados, con soluciones trasnochadas, que ya no valen para esta
sociedad que, ahora sí, ha dado el salto al futuro.
Publicado en:
https://www.dclm.es/noticias/100276/la-nueva-normalidad
https://www.lanzadigital.com/opinion/la-nueva-normalidad/
http://imasinformacion.es/art/28712/la-nueva-normalidad
https://www.clm24.es/opinion/casimiro-pastor/la-nueva-normalidad/20200426091924277428.html
https://www.lanzadigital.com/opinion/la-nueva-normalidad/
http://imasinformacion.es/art/28712/la-nueva-normalidad
https://www.clm24.es/opinion/casimiro-pastor/la-nueva-normalidad/20200426091924277428.html