lunes, 24 de septiembre de 2012

Tensiones nacionalistas


La situación de crisis que venimos atravesando puede fomentar cerrazones nacionalistas excluyentes. Lo que en principio parece una protección de lo considerado propio desde el punto de vista económico, se llega a extender a todas las personas a las que se etiqueta como extraños y carentes de los mismos derechos ostentados por quienes se ven a sí mismos con más derechos que el resto. En este punto, he de aclarar que no estoy pensando en las personas de ninguna región en concreto, sino en todos los españoles, los periféricos y los centralistas. 

En España se está produciendo un efecto parecido al que Newton describe en su tercera ley de la Dinámica como la ley de acción y reacción: "Siempre que un objeto ejerce una fuerza sobre un segundo objeto, este ejerce una fuerza de igual magnitud y dirección pero en sentido opuesto sobre el primero." Así pues, unas tensiones centralistas están provocando tensiones separatistas iguales y en sentido opuesto, o viceversa. Si se sigue tensando la cuerda, podríamos llegar a sufrir situaciones más delicadas, no deseadas por la mayoría, y ahí todos tendríamos problemas. Quizá el evitar que se pudiera llegar a eso haya sido la intención de don Juan Carlos al escribir en la Web de la Casa Real su carta, cuya lectura recomiendo para tener una opinión propia: http://www.casareal.es/ES/FamiliaReal/rey/Paginas/rey_cartas_detalle.aspx?data=51.

Puede haber llegado ya el momento de retocar el traje de la Constitución, pues la “niña” nacida en 1978 nos ha crecido. Temas que no se dejaron bien rematados, tales como la España federal, quizá sea el momento de retomarlos con toda la tranquilidad necesaria. Sería la forma de que al traje se le quitasen las tiranteces y nos sentara bien a todos. Hace poco no supuso ningún problema la reforma de la Constitución para resolver temas económicos, y además con urgencia. Con ello se demostró que es posible la reforma constitucional sin que nadie se rasgue las vestiduras y sin que se “rompa” España.

La convivencia constitucional entre las distintas formas de entender España es posible y nos hemos de dar todos, centralistas y periféricos, un margen de confianza en donde debe primar el sentido común. En la empatía radica el entendimiento y el ver al otro más parecido a uno mismo de lo que a veces cremos. El Rey en su carta se refiere a los tiempos en que vivimos como “los más adecuados para la acción decidida y conjunta de la sociedad, a todos los niveles, en defensa del modelo democrático y social que entre todos hemos elegido”. Y el que, por las mismas razones, podemos continuar eligiendo.

Publicado en:
Lanza de Ciudad Real, edición en papel, página 28, 26-09-2012.

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