viernes, 26 de agosto de 2011

Reforma constitucional

Nuestra Carta Magna, promulgada en 1978, tan solo ha sufrido hasta ahora una reforma, por el trámite de urgencia. Fue en el año 1992 para adaptarla al Tratado de Maastricht y que pudieran votar los extranjeros en las elecciones municipales. Supuso una reforma tan pequeña que consistió solo en añadir las palabras “y pasivo” en el artículo 13.2.

La pasada legislatura se habló de hacer algunas reformas constitucionales, siendo la más llamativa que en la Casa Real hubiera igualdad entre mujeres y hombres en el derecho de herencia al trono. La distancia entre los dos partidos mayoritarios hizo que se abandonara cualquier intento y no se entró en mayores profundidades.

El estilo de oposición que ha mantenido el PP a lo largo de las dos últimas legislaturas ha sido el de acoso y derribo, sin mover un dedo incluso en momentos especialmente delicados por los ataques especulativos a nuestro país. Cuando desde el gobierno se le ha pedido colaboración, la respuesta ha sido del estilo: si quieren colaboración entre gobierno y oposición, esperen a que gobernemos nosotros y colaboren ustedes luego. Tampoco es que desde el gobierno, en general, hayan estado mucho por la labor de tener excesivamente en cuenta las propuestas del partido mayoritario de la oposición.

Nos hemos acostumbrado tanto a la falta de acuerdos entre los dos grandes partidos a lo largo de los últimos 8 años, que cuando se aproximan en algo dan ganas de echarse mano al bolsillo y sujetar la cartera. Como sucede ahora con las prisas que le han entrado al gobierno para reformar la Constitución, y el acuerdo inmediato del PP, “para calmar a los mercados”. Yo me pregunto, ¿qué tal para calmar a los ciudadanos?

Menos mal que no se van a poner cifras concretas en la reforma para el déficit asumible en las administraciones, pues ponerlas supondría un corsé a futuro de imprevisibles consecuencias para el bienestar. Esas cifras se concretarán en una Ley Orgánica posterior. Se preguntarán muchas personas el porqué de esas prisas. Parece ser que, puesto que Alemania sí tiene establecido en su constitución unos topes de déficit, han acordado con Francia que toda la zona euro lo incluya en sus respectivas constituciones.

Claro, los nacionalistas vascos ya quieren aprovechar la reforma para lograr más independencia y los catalanes dicen que ellos solo se deben a su parlamento. Otros se preguntan por qué no se introducen los cambios de los que se ha venido hablando estos años y muchos están pidiendo un referéndum, dada la importancia que supone esta reforma para el futuro de los españoles.

La Constitución es la Ley de leyes, la piedra angular de nuestro sistema jurídico y de convivencia. Se abre el melón para sucesivas actualizaciones, pues salvo la mínima de 1992, esta es la primera vez que se hace una auténtica reforma. Lástima que se haya basado solo en intereses económicos. Como ya se ha demostrado que se puede, y quizá se deba, adecuar nuestra Constitución a las necesidades actuales de España, será necesario que se pongan de acuerdo democráticamente nuestros políticos, contando con la opinión del pueblo, y no que parezcamos estar al albur de la dictadura de los famosos y temidos mercados.

Publicado en:
http://www.dclm.es/noticia.php?noticia=101968, 26-08-2011.
Lanza de Ciudad Real, Opinión, pág. 31. 27-08-2011.
http://www.lanzadigital.com/opinion/reforma_constitucional-24063.html




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