viernes, 13 de abril de 2012

Luismi

En infinidad de lugares de nuestra Comunidad e incluso allende nuestros límites territoriales, decir Luismi es saber que nos estamos refiriendo a Luis Miguel Maza Alcázar. Se nos ha ido. Se lo ha llevado esa maldita y traicionera enfermedad de moda que está atacando a tanta gente, mucha conocida y cercana, y me vienen nombres (demasiados) a la mente mientras escribo estas líneas. En unos casos se consigue superar la enfermedad y en otros no. Este ha sido el de nuestro querido Luismi.

Optimista como nadie, trabajador incansable, cercano, amigo de sus amigos, que sabía tocar el cielo y el suelo al mismo tiempo, hay que ser muy grande para conseguir eso, y él lo hacía. Lo mismo estaba atendiendo sus obligaciones de alto cargo en la Junta de Comunidades, durante la presidencia de José María Barreda, que se remangaba a preparar unas migas, unas tortillas, ensartar pimientos para ponerlos a secar, preparar los apaños de una matanza…

Ha hecho mucho por todos cuantos ha podido. Como estaba siempre por las personas y por esta tierra, a la que amaba tanto como a sus gentes, ha ayudado al entramado asociativo: AMUMA, Santa Águeda, muchas de vecinos, a tantas poblaciones… y a las diversas “casas” de Castilla-La Mancha en otras Regiones de nuestro país.

No pretendo hacer un currículo de Luismi, pues sería muy extenso, ni enumerar el sinfín de reconocimientos de que ha sido objeto, sino tan sólo destacar su lado humano. Quienes lo conocíamos de cerca, le queríamos y aprendimos de sus muchas virtudes. Siempre tenía una palabra de aliento; donde otros veían problemas, él veía oportunidades; donde otros ponían excusas, el proponía soluciones. Le llamaba al pan pan y al vino, vino. No tenía dobleces, era de fiar. Recordando a Antonio Machado, era “en el buen sentido de la palabra, bueno”.
Descansa en paz, Luismi.

Publicado en:
Lanza de Ciudad Real, pág. 32, 14-04-2012
La Tribuna de Ciudad Real, pág. 4, 15-04-2012

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