martes, 19 de abril de 2011

A las cosas, por su nombre

En el Telediario del otro día pude ver las declaraciones de un rebelde libio arengando que iban a retomar la ciudad de Mislata e iban a matar a esos perros, animal que no goza de simpatías en los países árabes, y a esas ratas (este animal, en ningún sitio). Siempre resulta más fácil matar a quien se ha desposeído de su condición humana. Me viene a la memoria cómo llamaban los nazis a los campos de concentración y exterminio: campos familiares. Seguramente era porque metían allí a toda la familia de judíos. Para más ironía, sobre la puerta de entrada, en forma de arco, colocaban el siguiente letrero: “arbeit macht frei” (el trabajo te hace libre).

Cuando se producen víctimas civiles, como consecuencia de un ataque aéreo en cualquiera de las guerras que salen en las noticias, se les llama daños colaterales. Cuando se endurecen las condiciones de vida de los trabajadores o de la ciudadanía en general, se les llama ajustes. Ahora Portugal va a tener que hacer una mayor política de ajustes para poder recibir el rescate de la Unión Europea, (¿rescate?). Cuando Aznar negociaba con ETA les llegó a llamar Movimiento Vasco de Liberación, en un alarde de tenerlos contentos en aquellas circunstancias, quizá la mayor concesión hecha por un presidente en ejercicio.

Algunos de los modernos pedagogos llaman paramento vertical a la pizarra, o segmento de ocio al recreo. Al parecer, se había llegado a llamar a las vacaciones de Semana Santa, vacaciones entre el segundo y el tercer trimestre. Una intervención directa del presidente Barreda hizo que sobre el papel figurara de nuevo el nombre que todo el mundo les da. Bien, pues la señora Cospedal durante su reciente estancia en Guadalajara ha declarado, en clara alusión al presidente, que algunos van a muchas procesiones pero luego le cambian el nombre a la Semana Santa. No sé si es que no la he entendido bien, o ella no se ha enterado de la verdadera actuación del presidente o no la asesoran bien. Lo cierto es que debería de repasar sus notas antes de sus manifestaciones, porque ya lleva muchas de esas en poco tiempo: llamarle a las Casas Colgadas o a la Ciudad Encantada de Cuenca con otros nombres, cambiarnos algunos gentilicios e, incluso, cambiar el nombre a la ciudad minera de Puertollano, escribiendo Puerto Llano.

No pasarían de calificarse como meras anécdotas todos estos despistes si no fueran el reflejo de lo que son: un gran desconocimiento de la tierra que aspira a presidir y de sus gentes. Todo el mundo ya sospecha que su interés sigue estando en Madrid y que sólo usa nuestra tierra como plataforma de despegue para seguir la estela de Rajoy y auparse a un ministerio o a una vicepresidencia ante una hipotética victoria del PP en las elecciones generales del año que viene. No se puede amar lo que no se conoce, por mucho que se desee. Eso forma parte de la química, algo que la ciudadanía castellano-manchega sí le reconoce al presidente Barreda.

Publicado en:
http://www.dclm.es/noticia.php?noticia=95617
http://www.lanzadigital.com/opinion/a_las_cosas_por_su_nombre-21053.html
Lanza de Ciudad Real, edición en papel, página 33 de opinión, 21.04-2011

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