miércoles, 25 de julio de 2012

Matar a la gallina de los huevos de euro

Las monedas y los billetes de euro empezaron a circular el 1 de enero de 2002 en los Estados de la UE que lo adoptaron, entre los que figuraba España. Sin embargo, hay 10 países de la Europa de los 27 que no disponen del euro como moneda oficial. Hay también naciones fuera de la euro zona que usan esta divisa como moneda no oficial. Así, el euro es de uso diario para unos 330 millones de europeos, más 175 millones de otras partes del mundo, además de 150 millones de africanos. Se trata de la segunda moneda de reserva y la segunda más negociada del mundo, después del dólar estadounidense.

En algunos de los países de la euro zona se produjo una cierta inflación con el cambio de moneda. En España, el cambio de la peseta al euro supuso una inflación encubierta muy importante. El entonces ministro de Economía, Rodrigo Rato, manifestó que no supondría inflación alguna puesto que era una simple operación aritmética en la que 166,386 pesetas serían 1 euro. Y acertó, pero solo para los sueldos y las pensiones, no así en los precios. Éstos subieron más del 66% para las compras inferiores a 10 euros, pues se asumió por la población que el valor de las cien pesetas pasaba a ser de un euro. De esa manera tuvo lugar el primer gran éxodo, en mucho tiempo, del dinero de las clases medias y bajas hacia los inversores.

En los billetes de euro, entre otras inscripciones, figuran las letras BCE. Entendemos que quiere decir Banco Central Europeo. Es decir, interpretamos que el citado Banco se hace garante del valor facial; algo así como cuando en los billetes españoles en pesetas ponía “El Banco de España pagará al portador la cantidad de…” y figuraba en guarismos el valor facial del billete en cuestión. La gran diferencia estriba en que el Banco de España sí tenía capacidad de actuación en nuestro ámbito, como banco regulador, pero tal como está actuando el llamado BCE no tiene nada que ver con ese poder. El equivalente del dólar estadounidense, la Reserva Federal, tampoco tiene nada que ver con este BCE.

¿Qué pasa con el BCE? Pues entiendo que se construyó un gigante con los pies de barro y, como dice mi amigo Benjamín: cuando no se hacen bien las cosas desde el principio, luego vienen los “mecágüenes”. En la situación actual de España e Italia no se entiende que el BCE no tenga capacidad de actuar comprando deuda y bloqueando las especulaciones de los mercados. Tampoco se entiende que gran parte de esos mercados sean entidades de la propia UE. ¿Alguien se imagina que en los Estados Unidos, Ohio ataque a California (quien, por cierto, está peor que Grecia)? Otro de los aspectos increíbles es que para prestar dinero el BCE a los Estados miembros de la UE, tenga que ser a través de los bancos de los países, pasando aquél el capital al 1% y los bancos, a su vez, a los Estados al 7%.

Se deben de corregir cuanto antes las graves deficiencias económicas y financieras en las instituciones base de la pretendida UE, ponerle el cascabel al gato de los mercados limitándoles sus alevosas actuaciones, porque de lo contrario estaremos matando a la gallina de los huevos de oro. En la situación global actual, cualquier problema local de las grandes economías tendría un efecto dominó terrible sobre la economía mundial, de la que nadie se podría sustraer. Si los mercados no quieren controlarse, tendrá que ser el poder político quien lo haga, aquí no caben liberalismos mal entendidos. Lo que menos nos conviene ahora es una vuelta a las monedas nacionales pues, en nuestro caso, nos comerían vivos los mercados. Si ya lo hacen con el pretendido paraguas del euro, con la peseta seríamos pasto de las llamas, como en los incendios que arrasan miles de hectáreas en nuestros mal cuidados bosques.


Edición en papel de Lanza de Ciudad Real. Página 32. 26-07-2012.


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